Plan de vida:
Mi pasado:
No estoy segura del momento exacto en que decidí estudiar comunicación. Cuando era pequeña, siempre deseé ser maestra. Me entusiasmaba la idea de poder enseñar y transmitir lo que yo sabía pero en algún punto mi deseo cambió. Sin embargo, puedo recordarme entusiasmada viendo programas que tal vez a otros niños no les gustaban, como bizbirije, 31 minutos y hasta las noticias. Por lo que en la preparatoria elegir la opción de comunicación y eventualmente la carrera pareció ser lo correcto. Todas las materias eran de mi agrado y ciertamente el periodismo me entusiasmaba, así como la radio y el audiovisual. Pero al final mi niña interior ganó, pues cuando se dió el momento de decidir, supe que mi lugar era la rama educativa.
Las materias optativas que tomé fueron: comunicación y Lenguaje escrito, producción de campañas publicitarias, políticas públicas en educación educativa, innovación educativa, multimedia educativa y educación en línea.
Mi presente:
La pandemia ha sido un sube y baja para todos y no fué distinto para mí, sin embargo, creo que estamos en el punto en el que tomamos impulso para poder salir de esto. Hemos aprendido las medidas de seguridad y ya nadie da por sentada la sanidad de los espacios. A pesar de que el virus sigue siendo peligroso para algunas poblaciones, nos adaptamos para convivir con el virus. Estoy contenta de que, a pesar de haber tenido que retrasar dos materias importantes y así sumar dos semestres más, pueda vivir este momento, pues me siento más fuerte y estable que antes, con mucha más capacidad de adaptación y con herramientas que probablemente mis compañeros egresados antes que mi generación no tuvieron. Sólo tengo dos materias pero mi vida personal está pasando por momentos importantes de cambio pues ya salí de mi casa, y si bien, vivo con mi tía y no soy independiente, sí significa algo grande para mí el dejar mi hogar, con mis padres y hermanos ahí, adaptándome a un estilo de vida distinto y cargando la inevitable nostalgia del hogar y creo que tengo un buen equilibrio entre escuela y vida. Sin embargo, el mayor aprendizaje que la pandemia me dejó es que la familia y las personas que amo son prioridad, por sobre la escuela, por sobre el trabajo y, para mí, a veces incluso sobre mi persona y comodidad.
Mi futuro:
Contrario a muchas personas, nunca he soñado con el lujo. Estudiar para mí siempre ha sido una cuestión de disfrutar lo que hago y que el aprendizaje sirva para mi vida, aunque soy consciente de que mi profesión también debe dejar el suficiente dinero para vivir, por lo que aspiro a tener lo suficiente, hablando monetariamente. Me gustaría mucho poder llegar a dar clase en un aula, y, escuchando a mi niña interior, la educación especial es una opción cada vez más fuerte en mí, por lo que no quitó el dedo del renglón de hacer un posgrado enfocado en la educación especial o algo similar. Convertirme en intérprete de Lengua de señas es otra meta para mí. En mi vida personal, trilladamente, deseo salud y amor. Que en 10 años pueda mirarme al espejo y estar en paz y rodeada del amor de, tal vez, mi propia familia. Saber ser agradecida con Dios y con las personas, ser feliz con mi trabajo, con la familia que deseo y no tener miedo del mañana.
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